Romería de San Isidro y el Liceo
Desde la segunda mitad del Siglo XVII, La Orotava viene celebrando la fiesta de San Isidro Labrador.
Primeras referencias históricas
Las primeras noticias de esta festividad, se encuentran en los Archivos de la Parroquia de la Concepción, en la que nos dan cuenta de que los Labradores de La Orotava, acostumbraban a celebrar su fiesta cada 15 de Mayo en la desaparecida ermita de Nuestra Señora de la Piedad, situada junto al Camino de las Dehesas.
En 1700, en el Libro de Entierros, se refleja que "En quince días del mes de Mayo de 1700, hicieron fiesta al Glorioso San Isidro, Joan de Lugo Navarrete, Manuel González de Abreu, Domingo Yanes y Joseph Hernández, en la ermita de Ntra. Sra. de la Piedad" poniendo de manifiesto que "hubo vísperas, misa, sermón y procesión, Ignacio Valenciano y Alayón dieron en limosna cuarenta ducados".
La devoción al Santo Madrileño fue en aumento a lo largo del Siglo XVIII. Durante los primeros tiempos, la procesión, se hacía hasta el Llano de San Sebastián, y ya, a mediados del Siglo XIX, comenzó su traslado hasta la Iglesia de Ntra. Sra. de Gracia, donde se celebraba misa y sermón, en cuya plazoleta se celebraba la bendición del ganado.
Con el transcurso del tiempo la celebración va evolucionando, al parecer, D. Alonso de Ascanio y Molina, Diputado Provincial y Alcalde de La Orotava en 1846, durante su época de estudiante en Madrid, vivió las celebraciones que se conmemoraban en la Pradera de San Isidro en la Capital del Reino.
La crónica de Mariano Nogués Secall
Mariano Nogués Secall, en sus conocidas "Cartas histórico-filosóficas...", nos dejó una extensa descripción de cómo fueron las fiestas de 1858. Cuenta, que ese año, a la entrada de la Villa se levantaron arcos "semejando a los de triunfo" y que en toda la calle del Calvario, seguían "una seria de pies derechos por ambos lados, con banderas y faroles hasta las cercanías de la Iglesia de San Agustín...". Nos narra que la primera noche de la fiesta "se encendió la iluminación, se despidieron voladores, se elevó un globo y hubo una danza", refiriendo que la procesión del Santo iba precedida de "doce Labradores pobres, con pértigas muy largas cubiertas de flores que a su final llevaban, en vez de lanzas, un ramo de espigas entremezcladas. De cada palo colgaban cintas y un pañuelo o tela en forma de gallardete o bandera", y que entre los labradores se acostumbraba a "rifar una yunta de bueyes, honrando, con este acto, la Caridad del Santo".
Al desfile procesional concurrían "porción de niños vestidos de pastores al estilo del país y empuñando varas floridas", y que detrás de éstos, formaran "niñas y con un disfraz semejante, llevando canastillas de flores deshojadas que arrojaban sobre la tierra por donde pasaba el Santo y su Esposa".
El Cronista, dejó constancia que una vez finalizada la misa "salieron de la Iglesia elegantes y agraciadas jóvenes, con trajes iguales que los que se lucen en el Prado, y labradoras hermosas unas, robustas otras y todas limpias y curiosas, que con el sombrero de paja y una ancha cinta de color rosa azul defendían su rostro del sol, o lo cubrían modestamente con la mantilla blanca."
El impulso del Liceo
Estas Fiestas se venían repitiendo cada año, hasta que en 1935, César Hernández Martínez, Presidente de la Sociedad Liceo de Taoro, se encontraba con su amigo Ambrosio Díaz, viendo pasar la Procesiónde San Isidro por la calle de San Agustín. Los niños y las niñas iban vestidos con el traje típico; ellos con las varas y ellas con cestas de ofrenda para el Santo Patrón.
Observando aquel pintoresco desfile de gente, se le ocurrió que aquello se podía hacer a lo grande, sin dejar de ser una celebración eminentemente religiosa, pero con un carácter más festivo y popular que hasta entonces, con carretas engalanadas, grupos folclóricos y parrandas.
Los compañeros de Junta recibieron esta propuesta con gran entusiasmo, y el día 9 de Junio de 1936 la Junta Directiva de la Sociedad Liceo de Taoro acordó, por unanimidad, organizar durante las Fiestas de San Isidro una Romería a la hora de la procesión, además de un "Baile de Magos" y un "Concurso de Cantos y Bailes Típicos" en el Teatro Atlante.
Así, el Domingo 21 de Junio de 1936, se celebró en nuestra Villa la Primera Romería en honor a San Isidro Labrador, promovida por el Liceo de Taoro. La idea resultó un éxito. Participó mucha gente ataviada con los trajes regionales, y hubo una gran animación en las calles.
El trayecto de aquella primera Romería fue desde San Francisco –donde se hacía también la bendición del ganado– hasta la ermita del Calvario. Delante del Cortejo iban los magos, carretas engalanadas y ganado caballar y mular. Cerraban el desfile las imágenes de San Isidro Labrador y Santa Maria de la Cabeza, portados por doce Labradores con las varas adornadas de cintas de colores.
Pocos años después, las carretas de San Isidro empezaron a ganar merecida fama en toda la isla, por la belleza y originalidad que siempre las han caracterizado no en vano la Villa es por tradición pueblo de grandes artesanos.
A partir de aquel primer año, la Romería fue a más en cada edición, hasta convertirse en la gran fiesta Canaria que es hoy en día, ejemplo de Organización para otras Romerías de las que se celebran en el Archipiélago, cantada como "La Fiesta más bonita que hay en Canarias".